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INTRODUCCIÓN
Fundado alrededor del año 1000, el casco antiguo de Sanremo es llamado “La Piña” por la característica conformación de sus calles y fortificaciones que recuerdan la forma de las escamas de una piña.
El lugar fue ampliado y reforzado, siguiendo esta particular forma hasta el siglo VI, para que los ciudadanos pudieran protegerse de los ataques de los piratas sarracenos que, a partir del siglo IX se hicieron cada vez más frecuentes.
El paseo de La Piña empieza en la puerta de San Stefano (siglo XIV), un arco de piedra en estilo gótico que sirve para dividir el casco antiguo de la parte moderna de la ciudad.
1. Puertas de Santo Stefano
El conjunto de las puertas de Santo Stefano permite el acceso a La Piña siguiendo la calle procedente del mar.
Las puertas se suceden a breve distancia la una de la otra y cada una de ellas fue realizada contemporáneamente a la construcción de las murallas mientras se ampliaba la ciudad a lo largo de los siglos. Subiendo desde Piazza Cassini, la primera puerta que se encuentra es una entrada del siglo XVI, que comunica a la izquierda con una torre, hoy ocupada por algunas habitaciones. Estas murallas se habían construido para defenderse adecuadamente de los piratas berberescos que infestaron las costas de Liguria en el siglo XVI. A continuación aparece una puerta bajo medieval (siglo XV), en cuyo lado izquierdo hay unos edificios típicos “a la manera de Génova” con varios almacenes protegidos por una serie de arcos característicos La última puerta, pero la primera en orden de costrucción, se refiere a las murallas de la primera mitad del siglo XIV en las que hay una losa de mármol de 1321, sobre un antiguo escudo de Sanremo en el centro y otros dos blasones en los lados, probablemente pertenecientes a cortesanos provenzales o napolitanos de Roberto d’Angiò, que, pero, fueron cincelados y, por lo tanto, ahora casi no se reconocen.
2. Plaza de los Dolores

En la Plaza de los Dolores se pueden admirar blasones medievales alrededor de sugestivos arcosy a un laberinto de callejones que prepara a la subida hacia la cumbre de la Piña.El enlace a la puerta de Santo Stefano era a través de las oscuas bóvedas de San Sebastián, ahora cerradas porque inestables.Al mismo santo es dedicado un oratorio, también llamado Virgen de los siete dolores (de aquí el nombre de la plaza), debajos de los arcos.Enfrente se encuentra, entre los altos edificios medievales, el palacio Gentile-Spinola, hace tiempo residencia para las vacaciones de la potente familia de los alcaldes de Génova, ahora de propiedad municipal.
3. El oratorio de San Sebastián
El oratorio de San Sebastián del siglo XVI representa uno de los edificios religiosos sanremeses mejor conservados y más significativos de los primeros años del Renacimiento. Situado en la pintoresca plaza de los Dolores, se erigió después de la peste de 1502, para agradecer al mártir romano, que había protegido la ciudad de la enfermedad.

La entrada es protegida por un arco con una inscripción de 1642, mientras el interior está decorado con hermosos frescos del siglo XVIII, recientemente restaurados. Hay que destacar además que el 18 de mayo de 1538 papa Pablo III, en oración dentro de la iglesia antes de ir a la cercana casa Manara en calle Palma, fue alojado por la noche.
Durante la última guerra el oratorio sufrió daños muy graves la noche entre el 16 y el 17 de abril de1945 cuando se incendiaron las estructuras de madera, que fueron completamente destruidas así como la mayoría de los muebles sagrados de la sacristía.

4. Plaza e Iglesia de Santa Brigida.

Plaza Santa Brigida es un amplio espacio muy utilizado por los habitantes como lugar de encuentro, mercadillo y cine al aire libre en verano. La homónima iglesia desconsagrada ha sido transformada en un centro cultural y allí se celebran varios eventos, musicales y culturales.
5. Oratorio de San Costanzo
La costrucción es lo que queda de la antiquísima Iglesia de los santos Pedro y Pablo destruida por el terremoto de 1887. Todavía se encuentran altar, una pala pintada por Domenico Piola y el órgano. Recostruido en 1897 fue dedicado por lo habitantes al mártir Tebeo Costanzo, porque se contaba que protegiera de las fiebres. En una teca se guardan las reliquias de un brazo y de una mandíbula. El oratorio sigue conservando el cuerpo del santo guerrero Faustino, que los floristas consideran su protector.
6. Jardines Reina Elena

Los jardines Reina Elena, situados debajo de la pendiente que lleva al santuario de la Virgen de la Costa, han sido realizados en honor de la reina Elena de Montenegro, mujer del rey Vittorio Emanuele III, huésped habitual de la ciudad de las flores.
El parque está en una posición estratégica gracias a una vista panorámica del casco antiguo de Sanremo y de la costa. Esta zona a lo largo de la historia ha sufrido muchas transformaciones a partir de la mitad del siglo XVIII: de hecho estaba ocupada en parte por costrucciones que estaban delante del castillo medieval destruido por los genoveses después de la rebeli͔ón de Sanremo de 1753. La zona fue reconstruida después del terremoto de 1887 y decorada con céspedes, árboles y palmeras.
7. Santuario Virgen de la Costa
Uno de los lugares más queridos por los sanremeses es el Santuario de Nuestra Señora de la Costa. Desde allí se ve uno de los panoramas más bonitos de Sanremo.
El Santuario, en estilo barroco, es de 1630 mientras la cúpula es del siglo XVII. La fachada es simple, con un templete en el que hay un retrato de la Virgen de la Asunción con a los lados las efigies marmóreas de San Siro y San Romolo.
La costrucción se debe a un marinero que, salvado milagrosamente de los piratas, abrió una subscripción para dar las gracias a la Virgen de la Costa, que ya tenía fama de proteger de los peligros del mar.
Los ex voto más antiguos dentro de la iglesia, que cuentan los milagros conseguidos por la Virgen, son del siglo XVII.
El interior del Santuario es ricamente decorado con mármoles, estucos y a lo largo de los siglos fue adornado con numerosas obras de arte.
Destacan en el centro un grupo estatuario de madera del escultor genovés Anton Maria Maragliano (1664-1741) que representa a san José, a san Joaquín y a santa Ana retratados venerando la milagrosa pintura oval de la Virgen con el Niño, rodeado por estatuas de angelitos. A estas tres estatuas, hechas en 1735 siguieron, siempre por mano del Maragliano, las de san Zacaría y de santa Isabel, acabadas en 1737 y las de San Juan Baptista y San Juan Evangeliasta, ambas talladas en 1735 y también ellas de madera
8. Plaza Cisterna
El abastecimiento ídrico siempre ha sido un problema, y muchas eran las cisternas en el subsuelo de la Piña de Sanremo, que recuperaban el agua pluvial cuando ya no existía un sistema de acueductos públicos. Por esto la sugestiva plaza medieval de la Cisterna es un ejemplo de inteligencía de ingeniería y sabiduría urbanística que por muchos siglos ha logrado reemplazar las fuentes de agua con un sistema perfecto de recogida de agua pluvial: de la grande cisterna que estaba debajo del empedrado de la plaza, canales de diferente caudal abastecían las cisternas mas pequeñas de los otros barrios. En la plaza se encuentra el templete votivo que representa la llamada “Madonna del latte”, una figura que llevó mucha suerte al pueblo, probablemente pintada a finales del siglo XVIII.
9. Iglesia de San José

La iglesia del siglo XVII, pero terminada en el siglo XIX, es una de las más lujosas de la ciudad y guarda alguna curiosas sorpresas.
Entre las ricas decoraciones, los frescos, las estatuas, los mármoles y los estucos, no faltan obras de arte de calidad, como el altar mayor, obra del ingeniero Soli, el mismo que ha proyectado algunas de las villas más elegantes de la ciudad. En el centro del presbiterio, otro altar de piedra, con decoraciones impresas en bajorrelieve que se parece a un antiguo sarcófago; es en realidad un abrevadero para los caballos y mulos que el ayuntamiento colocó en 1928 cerca de la estación de ferrocarriles donde estaba el aparcamiento de los carros.
En los años cincuenta desaparecieron los carros, el ayuntamiento quitó al abrevadero y el cura de San José decidió utilizarlo, de manera original, como altar. También la fuente bautismal junto a la capilla de derecha, era un pozo de jardín. Destaca también la baldosa hexagonal de mármol amarillo cerca del confesional, que guarda una concha fósil.
Al lado de la iglesia se encuentra la puerta de San José, uno de los más bonitos ejemplos de arquitectura medieval de la ciudad; sigue conservando la abertura a tres bocas, desde las cuales en la Edad Media se tiraba aceite caliente sobre los agresores. Al lado de la puerta se encuentra la fuentecilla sobre la que hay una enorme piña de piedra, símbolo del barrio.
10. La casa de los Manara
En el pasado calle Palma era la calle principal de la Piña a la que daban las viviendas de las familias más importantes. Por ejemplo la casa de la familia Manara era considerada la mejor casa de Sanremo, por esto tuvo el privilegio, la noche entre el 17 y 18 de mayo de 1538, de alojar a Papa Pablo III durante su viaje hacia Niza donde participò en la suscripción de una tregua decenal entre Carlo V y Francisco I. Pablo III, cuyo verdadero nombre era Alessandro Farnese fue Papa por 15 años, desde 1534 hasta 1549.
11. Palacio de los Condes Sapia-Rossi
Siguiendo por calle Palma, en calle Montà 18 se encuentra el Palacio de los Condes Sapia-Rossi que alojó en 1794 el general Napoleón Bonaparte como recuerda la inscripción. En realidad en aquel momento Napoleón era solo el comandante de las artillerías del ejército francés guiado por el general de Niza Andrea Massena y había pasado la frontera de Ventimiglia con 20.000 hombres para entrar en el territorio de Génova.
En ocasión del desplazamiento de las tropas franceses, el general Massena y Napoleón se pararon en Sanremo y aquí cenaron en casa de Gio Batta Sapia-Rossi el 7 de septiembre de 1794.
12.Torre Saracena

La torre Saracena es uno de los monumentos más famosos de Sanremo: servía en el siglo XVI para defender la ciudad de los ataques de los piratas barbarescos que venían de Oriente Medio y del norte de África. La construcción de la muralla remonta al período comprendido entre agosto y octubre de 1550, cuando el alcalde, a causa de las muchas incursiones bárbaras, decidió reforzar las murallas de la ciudad a través de la construcción de la torre actual. Ya aislada del barrio de la Piña a la que estaba conectada, se presenta con una forma circular, mientras el interior está compuesto por un único espacio abovedado ocupado por guardias en las ocasiones de mayor peligro.