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El lujoso palacio, que representa el edificio publico más importante de la ciudad y el más grande de toda la Liguria occidental, siempre ha sido la majestuosa residencia de la familia Borea d’Olmo, una de las familias más antiguas y prestigiosas de la ciudad, indisolublemente vinculada al destino de Sanremo hasta finales del siglo XV
El palacio de cinco pisos está decorado por una grande cornisa renacentista (en total un perímetro de 185 metros a unos 25 metros del suelo), que se armoniza con la rica y original decoración barroca de las fachadas de abajo. El conjunto, que sin duda estaba rodeado en el pasado por un parque y grandes terrenos agrícolas, después desaparecidos a causa de la expansión de la ciudad del siglo XIX, fue, a partir de finales del siglo XV, más veces ampliado, reconstruido y decorado hasta que asumió en plena época barroca su actual fisionomía arquitectónica.
La entrada está marcada por dos portales de mármol del siglo XVI, con vista a la calle Matteotti y a la calle Cavour, con los portales originales de madera cubiertos en hierro con láminas tachonadas. Sobre las dos grandes puertas hay muchos nichos, que acogen la estatua de la Virgen con el Niño en el lado sur, y la de San Juan Baptista en el lado oeste, que probablemente está enlazado al nombre que llevaban frecuentemente en el pasado los exponentes distinguidos de la familia Borea. Ambos son atribuidos al escultor Florentino Fraile Giovanni Angelo da Montorsoli, importante alumno de Miguelangel.
Desde el portal de la Virgen se accede a la monumental atrio-escalera “al estilo de Génova”, formada por dos espacios: el primero está caracterizado por una amplia bóveda mientras el segundo, en posición posterior en contraposición al precedente es un poco sobreelevado y está cubierto por bóvedas de crucería soportadas por esbeltas columnas de mármol. Una grande escalera de honor sube a los apartamentos superiores, en los que alojaban los miembros de la familia, mientras los numerosos sirvientes solían vivir en los entrepisos más simples y modestos.
La primera planta noble, que hoy no se puede visitar porque privada, fue transformada y decorada hacia finales del siglo XVII por el pintor genovés Giovanni Battista Merano. Aquí destaca la galería, adornada con espejos, bustos y pinturas, que representa una solución arquitectónica muy utilizada en los grandes edificios barrocos. El mismo Merano pintó también las Historias de la Pasión , que adornan la capilla principal de la primera planta, cuyo aparato decorativo comprende una apreciable pintura de Van Dyck que representa una Crucifixión.
La segunda planta noble, que hasta la mudanza a Palacio Nota en diciembre de 2016, acogió el Museo Cívico de Sanremo, presenta además de otra capilla y grandes salas decoradas del siglo XVIII, el dormitorio famoso para haber alojado, la noche entre el 11 y el 12 de febrero de 1814, a Papa Pio VII.
En su larga historia el Palacio Borea d’Olmo, a pesar de los daño sufridos por el terremoto de 1787 y en la segunda guerra mundial, se ha conservado hasta nuestros días y ha acogido muchos distinguidos personajes de paso por nuestra ciudad, entre los cuales, además de papa Pio VII, se pueden recordar la reina de España Isabel Farnese en 1714 y, una segunda vez, en 1756, el rey de Cerdeña Carlo Emanuele III de Saboya en 1746, el infante de España Felipe de Borbón en 1747, el pintor frances Jean-Honorè Fragonard en 1773, la reina Maria Cristina de Saboya en 1843 y el príncipe Felipe de Edinburgo en 1948.
Los Borea, originarios de Bretaña, eran conocidos entre los siglos XII y XIV en Venecia donde cubrieron cargos importantes en el Maggior Consiglio y en Romaña donde en 1420 les fue otorgado el titulo nobiliario por Papa Martino V.

En 1430 un exponente de la familia, Antonio Borea, se mudó a San Remo donde se convirtió en alcalde e hizo construir un pequeño edificio en la Puerta de Santo Stefano. Hay que esperar pero 1498 para ver la colocación de la primera piedra del edificio actual por Gio Batta Borea.
Desde aquel momento la familia Borea permaneció establemente en Sanremo; muchos de sus componentes se distinguieron sobre todo al servicio de la iglesia y de sus instituciones públicas, siempre queridos por el pueblo por su grande generosidad y disponibilidad hacia lo más pobres e infelices.

La familia obtuvo el 6 de julio de 1773 el título de marqueses d’Olmo por el rey de Cerdeña Victorio Amedeo III, mientras en 1813 a Tomaso Gio Batta, en aquel entonces alcalde de Sanremo, le fue otorgado el título de Barón dell Imperio francés. En 1914 el rey de Italia Vittorio Emanuele III concedió por fin a la familia la dignidad ducal. Durante su larga estancia en nuestra ciudad, los Borea d’Olmo dieron a San Remo muchos importantes personajes, entre los cuales valientes militares, hombres de cultura, diplomáticos, administradores y alcaldes.
Giovanni da Montorsoli

Fraile Giovanni Angelo de Montorsoli ( 1507 – 1563 ) uno de los mayores rapresentantes del manierismo al estilo de Miguelangel, colaboró varias veces con el mismo Miguelangel en la realización de la Sacrestía Nueva de San Lorenzo en Florencia . Entre las otras obras suyas destacan la fuente de Orión y del Neptuno en Messina y el altar mayor de la iglesia boloñesa de Santa Maria dei Servi. Como vivió varios años en Liguria , y en particular en Génova, donde realizó la estatua de Andrea Doria que se encuentra en el mausoleo de la noble familia genovés en la iglesia de San Mateo, es muy probable que el mismo hubiera diseñado los portales destinados a acoger las esculturas que le había encargado la familia Borea.
La visita del Papa
Un dormitorio del palacio es muy interesante porque acogió entre el 11 y el 12 de febrero de 1814 a Papa Pio VII durante su viaje de vuelta a Roma desde el destierro francés de Fontainebleu. El cuarto de estar papal ha sido conservado en su aspecto originario caracterizado por la original decoración de las bóvedas, en las que ángeles que danzan juegan a pillarse en el cielo.
El espacio de la cama resulta claramente separado de la antesala por un arco, mientras dos portezuelas abiertas en los lados permiten el acceso a los cuartos de baño. Después de la salida del pontífice, la familia Borea hizo fijar en las puertas de la habitación y del salón dos láminas conmemorativas, cuyo texto fue aprobado por el mismo Pio VII.